Un hombre recibio cierta vez la visita de algunos amigos, que al verlo viejo y sabio le pidieron que les ensenaze cual era la manera de orar, y que debian pedirle a Dios. Sonriente respondio:
-Al principio, yo tenia el fervor de la juventud, que cree en lo imposible. Entonces, me arrodillaba ante Dios y le
le pedia que me diera fortaleza para cambiar a la humanidad. Al poco tiempo, vi que era una tarea que era diferente a la que Dios tenia seleccionado para mi, asi que le pedi que me diera la entereza para cambiar a aquello y aquellos que estaban a mi alcanze. Y ahora, en esta etapa de mi vida he aprendido que es mas importante pedirle la inteligencia para ser capaz de cambiarme a mi mismo
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