Tuesday, October 15, 2013

LA PAZ, una transformación interna


 
     
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 Durante el pasado fin de semana, tuve la maravillosa oportunidad de asistir a la serie de conferencias que presentó SS El XIV Dalai Lama en ésta su última visita a México (debido a su edad y sus múltiples compromisos a nivel internacional ya que recientemente anunció su retiro como líder espiritual del Budismo Tibetano al cumplir 85 años).
Dicho evento fué patrocinado por Casa Tibet México; una incansable organización no lucrativa que desde su fundación en 1989 trabaja eficientemente por la proliferación de la filosofía Budista en nuestro país    apoya en diversos aspectos tanto al pueblo Tibetano como a comunidades indígenas en México.

De los diferentes temas que SS El Dalai abordó durante sus presentaciones, hubo uno que particularmente dejó huella en mi,  "La Paz comienza en el corazón". 
En su habitual semblante, SS El Dalai Lama irradia PAZ con su buen humor, gran espiritualidad, profundo conocimiento del ser humano como ente de energía y uno no puede sino experimentar gozo y aprendizaje que van más allá de lo superficial y lo cotidiano.
Ante su presencia y sus palabras revivió en mi un auténtico sentido de compromiso que a mi ver todos debemos adquirir para con la vida y nuestros semejantes, sea cual sea nuestro entorno y circunstancia; reconociendo que vivimos a nivel mundial momentos trascendentales, intensos, a ratos inciertos; momentos que anticipan drásticos cambios sociales, económicos y políticos irreversiblemente. 
-Como las lluvias y nubes que anteceden una tormenta que no podemos evitar pero sí debemos prepararnos para ella.
La base de toda sociedad es la familia y cada núcleo familiar está compuesto por individuos, justo en este nivel es donde comienzan a edificarse la paz y la felicidad, una paz que desarrollamos al sabernos conscientemente hijos e hijas de un ser supremo, que somos  valiosos, que nos ha asignado un propósito y una tarea, nos ha dado, porque nos sabe capaces, la responsabilidad de mejorar nuestro entorno.
SS el Dalai Lama nos hace reflexionar de manera práctica cómo se logran esa paz y felicidad tan ansiada por el hombre. 
Enseña que existen dos niveles de dicha, uno, el sensorial, que cubre los aspectos mental y material de un ser humano y cuando experimentamos dolor e insatisfacción este nivel es el que nos impulsa a salir adelante (siempre y cuando mantengamos la actitud de lucha).
Mas sin embargo es en el segundo nivel de paz y felicidad donde se alcanza la verdadera y permanente realización personal y esto lo podemos lograr desarrollando un genuino y desinteresado sentido de altruismo; dejando a un lado el "yo" y "mis necesidades" desde una actitud de egoísmo y egocentrismo, para darle cabida a la empatía, al reconocimiento de las necesidades de otros, mientras continuamos trabajando por nuestro crecimiento integral, es decir, buscando un balance entre los cinco aspectos que conforman a un individuo (material, mental, físico, emocional y espiritual).
Y al vivir de esta manera experimentamos una transformación interna, se abre nuestro corazón creando sentidos de comprensión, paciencia, valores humanos y comenzamos a actuar teniendo como principio fundamental el beneficio colectivo, lo cual provoca como consecuencia intrínseca paz y felicidad individual.

"Hoy por hoy, la oración en cualquiera de sus formas ya no es suficiente para lograr la paz, ni personal ni colectiva". Enfatiza SS el Dalai Lama.

Hemos llegado a tal grado de desensibilidad como individuos que poco sentimos pesar o incomodidad por la desgracia e infortunio de otros, ésta actitud autodestructiva y realmente negativa nos ha empujado a dejar de vernos como parte vital de una sociedad.
Así como el egoísmo y egocentrismo comienzan en forma personal creando un "efecto dominó", de la misma manera el cambio hacia la luz, el positivismo, la actitud de ser parte de una sociedad y la paz, se inician en uno mismo, creando así un impacto imparable (causa y efecto).
Para alcanzar ésta transformación integral, es necesario desarrollar autodisciplina, conocimiento personal y un genuino interés por el bienestar colectivo que al ejercerlos se convierten en sabiduría, teniendo muy presente que solamente con conocimiento y sabiduría se adquiere la paz personal.

La causa principal de la infelicidad y el dolor son la ignorancia consciente y el desconocimiento voluntario de la "ley kármica" (causa y efecto).
En todas las enseñanzas y cualidades a desarrollar como seres humanos la meta principal es alcanzar conocimiento y sabiduría.

-El conocimiento de que todos tenemos un propósito.
-La sabiduría de que aquello que hagamos ó dejemos de hacer repercute en nuestro entorno.
-El conocimiento de que necesitamos unos de otros.
-La sabiduría de que nuestros hijos heredarán el mundo que les dejemos.
-El conocimiento de que no existimos únicamente para nosotros mismos.
-La sabiduría que se obtiene cuando ponemos las necesidades de otros a la par de las propias.
-El conocimiento de que nuestra libertad aumenta en la medida en la que promovamos la libertad responsable de nuestros semejantes.
-La sabiduría de que la paz comienza en el corazón y nos cubre el alma cuando actuamos con una actitud desinteresada.

La grandeza de SS el Dalai Lama no proviene de su título, o su fama, sino de su sabiduría, sencillez y un profundo y desinteresado amor por el bienestar de los demás.

El ejemplo de vida que SS el Dalai Lama nos da rompe las fronteras raciales, económicas, religiosas y políticas, nos demuestra y enseña que es posible ser feliz y experimentar paz cuando nos preocupamos unos por otros como individuos, familia y por consecuencia como sociedad.

Con genuino deseo de sembrar la semilla del cambio y provocar La Alquimia en su corazón...
En espiritu de Paz y Amor 

Rafa Barrales

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